Parado bajo los vientos huracanados, el chico parecía mareado. Todos pudimos ver que la tormenta se estaba volviendo más intensa. La lluvia ya le había pegado el cabello a la frente y su nuevo traje negro comenzaba a aferrarse a él de maneras que el señor Armani nunca tuvo la intención de. Se avecinaba un tifón, el séptimo este verano en llegar a Japón, y el trabajo del niño, como nuevo empleado, era pararse frente a una cámara de televisión mientras el clima lo azotaba para que la nación lo mirara. Una especie de veleta parlante. Tomo mi ejercicio a lo largo de ese tramo de playa todos los días, y hoy uno de los tifones más poderosos en el registro pronto estaría sobre nosotros. Sabía que no podría permanecer demasiado tiempo, o me atraparía el viento y el aguacero torrencial. Haría mi caminata extra breve este día. Pero el equipo de televisión tenía una tarea diferente. Ellos, y muchas otras tripulaciones como ellos, son enviados en camiones equipados con satélites a mu...